martes, 26 de julio de 2016

Dejar ir...es dejar llegar.

“Aprende a dejar ir a quien no tiene intenciones de quedarse, a no esperar a quien no va a regresar y dar una oportunidad a quien la merece.”


Puede llegar un momento en tu vida en el que el amor toca a tu corazón y te domina con fuertes sentimientos de afecto y deseo por otra persona. Pero ¿qué sucede si, sin importar cuán fuerte sea el amor, esta persona decide irse a pesar de que la ames?


Siempre hay que pensar lo bueno que ganamos al dejar ir a esas personas:


Pensamos que la persona reflexionara como nosotros, que valorará los momentos hermosos que tuvimos juntos y que nos parecen inolvidables y volverá; pensar en ellos nos tortura. 

Pero esos momentos no fueron lo suficiente maravillosos para ellos, por eso nos han dejado.!

Es bueno dejarlos ir porque si compartiendo cosas bellas no nos han podido amar, ¿podrá amarnos ahora que estamos a sus pies rogando que no nos dejen? Él/Ella ya sabe que es bonita nuestra compañía, pero no quiere estar con nosotros, por eso es mejor dejarlo ir.

Dejar ir a alguien que amamos es la prueba más grande de amor que tenemos hacia el otro (ojo, no aplica en todos los casos). Cuando empezaba a salir conmigo me llamaba, iba a casa, aparecía por mis fiestas y ahora no lo hace, de seguro no se le olvidó el camino, no se le olvidó mi teléfono, no perdió la memoria entonces quiere decir que anda libre buscando otros lugares.

Es preferible dejar ir a la persona que se ama cuando te das cuenta que ya no hay un lugar para ti en su corazón, para que seguir en una relación que lo único que hace es dañar y lo único que deja son cicatrices que curar.

Dejarlo ir es dejar que él libremente vaya a buscarme, si quiere estar conmigo él tomará la ruta para llegar a donde estoy, su corazón, su deseo y sus ilusiones lo llevaran conmigo, no mis ruegos, mis lágrimas, ni mis humillaciones. Y si quiere estar con alguien más debo dejar que se vaya para que sea feliz donde quiera él, no donde quiera yo.

Dejar ir a alguien es darle la oportunidad de buscarte. Nadie busca una taza de café encima de la mesa. Para buscar algo primero hay que perderlo.

Dejar ir a alguien me puede ayudar a saber quién soy sin esa persona. ¿Quién soy yo sin su música, sin sus libros, sin sus amigos, sin sus regalos, sin sus besos, sin sus visitas? ¿Me gusta ésta que soy sin él? ¿Puede alguien enamorarse de mí de nuevo así como me quedé de sola o es que me colgaba de él para ser alguien? 

Déjalo ir para que cuando vuelva le puedas decir que las cosas no te gustan como son y como ya lo dejaste ir las cosas deben ser como a tí te parecen justas y bellas, y que no temes que no esté de acuerdo, tú ya no pierdes nada porque ya lo dejaste ir.


Dejar ir a alguien es la mejor manera de decirnos que merecemos un buen trato, que como yo me respeto espero que llegue alguien que me trate bien, me ame por mí misma, porque me quiere, porque es feliz a mi lado, porque no duda de compartir la felicidad conmigo. 

Y lo mejor, lo dejo ir porque no quiero que el día de mañana que tenga que contar mi historia de amor frente a los invitados de la boda tenga que decir: estamos juntos porque le rogué y le rogué hasta que me aceptó. NO, quiero que se levante de la mesa y diga: casi la perdía por tonto, pero me di cuenta que la amaba cuando no supe nada de ella, la busqué y aquí estoy, para toda la vida!










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